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  • Dengue: el problema del consejo que dio Quirós sobre dónde ponerse repelente para evitar picaduras

    » Clarin

    Fecha: 28/03/2024 06:08

    Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, recordó en las últimas horas en qué parte del cuerpo es clave ponerse repelente para reducir las chances de ser alcanzado por el mosquito Aedes aegypti. Sin embargo, su consejo contra el dengue tiene un problema. Un problema que a esta altura ya es recurrente. El funcionario porteño hizo hincapié en la preferencia por el vuelo bajo que suele tener esta variedad de mosquitos, por lo que sugirió que la gente le preste mayor atención a proteger con repelente la parte inferior de las piernas, es decir los tobillos, ya que allí se concentraría la mayor cantidad de picaduras. La recomendación padece un obstáculo que hoy raya el sentido común, aunque a la vez tiene a su favor -como luego se verá- la posibilidad de funcionar como "administradora" de esa misma traba. La realidad es que la mayor dificultad que la gente tiene hoy no es saber en qué parte del cuerpo aplicarse el repelente, sino dónde conseguirlo. El faltante de aerosoles, geles y cremas para protegerse del dengue ha sido una constante desde comienzos de año y ahora, ante el creciente temor al contagio del virus -cuando los casos informados ya superaron los 150 mil y hay 106 muertes-, el déficit de stock ha quedado en evidencia todavía más. Llevada al extremo y en consonancia con la escasez, la indicación de Quirós podría servir también -sazonando con algo humor el drama- para aquellos que tengan la suerte de encontrar el último envase en el supermercado o la perfumería y quieran hacer rendir el producto aplicándolo prioritariamente -sopesando probabilidades- en los tobillos. Aplicar repelente en la parte baja de las piernas es clave porque el Aedes Aegypti pica más en esa zona. Claro que si de repente llegara a resolverse el problema del faltante y comenzara a haber alguna disponibilidad mayor de repelentes, lo aconsejable sería continuar con la aplicación en el resto del cuerpo, sobre todo aquellas partes no cubiertas por la ropa. A priori, cuanto más alto menor sería la oportunidad de ser picado, aunque nadie asegura que esa dimensión otorgue indemnidad. Faltantes de repelentes y precios exorbitantes El faltante de repelentes en los negocios ha llevado las cosas a niveles desconcertantes: por ejemplo, el hecho de que un Off naranja en aerosol de tamaño pequeño cueste hasta 12 mil pesos en Internet, cuando en la góndola suele rondar los 3 mil. Y el verde, hasta 17 mil. Ambos, con disponibilidad recién a los seis días. Clarín consultó al principal fabricante y proveedor de repelentes del país, el laboratorio estadounidense SC Johnson, que con su portfolio acapara el 80 por ciento del mercado. Al cierre de esta nota, 24 horas de trasladada la inquietud para conocer los motivos que ocasionan los faltantes, no había habido respuesta. Las preguntas tenían que ver con si -más allá de la inusual demanda por la epidemia récord- habría existido un mal cálculo de los niveles de stock necesarios para proveer al creciente mercado argentino. Tanto que allí donde queda algún remanente de frascos de repelente la venta suele fraccionarse con un límite de envases por cliente. Un mosquito Aedes aegypti visto a través de un microscopio en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores, en La Plata. Foto: AFP A comienzos de enero ya había habido problemas de provisión de repelentes y en ese momento SC Johnson explicó: “La compañía viene trabajando para aumentar la producción y la entrega de productos a distribuidores y clientes minoristas. Se están tomando todas las medidas para normalizar el abastecimiento, sumando turnos de producción que trabajarán de manera ininterrumpida”. Fue hace 83 días. En este contexto de carencia, hay iniciativas de salud pública razonables, como la de entregar repelente gratis a la población. Es lo que se evalúa, por ejemplo, en Córdoba, una de las provincias más afectadas por la epidemia. Pero el plan se enfrenta al mismo problema: la traba -dicen allí- no son los costos, sino la falta de proveedores. El repelente de mosquitos se convirtió esta temporada en un bien escaso y caro. Foto: Fernando de la Orden Los motivos por los que el repelente brilla por su ausencia parecen haberse vuelto el secreto mejor guardado de esta temporada inédita de dengue. Hay quien habla de falta de envases de aluminio, pero la realidad es que muchas presentaciones vienen en plástico. Otros mencionan el déficit de una materia prima importada clave para la fabricación. Lo cierto es que repelente no hay, o hay muy poco y cuando aparece vuela como los mosquitos, por lo que cuidarse del dengue resulta cada vez más difícil. Si bien la gente puede contar con “el manual” de Quirós para saber dónde aplicarse el repelente, no dispone del elemento clave para pasar de la teoría a la práctica.

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